Entre mis pensamientos más apreciados, está el pensar en mi esposo, mis hijos (tengo 6, 3 propios y sus cónyuges), en mi familia más allá de mi casa, mis amistades... y doy gracias a Dios por cada uno de ellos.
Pensar en los demás puede traer alegrías y tristezas, nostalgia y recuerdos de felicidad. En todos los casos, ejercitarme en pensar en todo lo bueno, en todo lo puro, todo lo que es de buen nombre, todo lo que es de edificación aplicándolo a las personas me ha resultado una práctica excelente. Es bendecir a otros con el pensamiento, abrazarlos a la distancia, interceder por su bienestar.
Que puedas enfocarte en "pensar bien" de los demás, y dar gracias a Dios por ellos, del mismo modo que el Señor tu Padre piensa bien de ti.
Pat