La oración no es una tarea rutinaria y aburrida. Es necesario que cambies esa idea equivocada que no te deja acercarte a Dios. La oración es una plática con el Creador: tú lo llamas y Él acude… tú le preguntas y Él te contesta… tú le muestras tu necesidad y Él te revela las soluciones…
“CLAMA A MÍ, Y YO TE RESPONDERÉ, Y TE ENSEÑARÉ COSAS GRANDES Y OCULTAS QUE TÚ NO CONOCES”. Jeremías 33:3
Por Lidia E. Cames