Todo mi ser te desea por las noches; por la mañana mi espíritu te busca.
Pues cuando tus juicios llegan a la tierra, los habitantes del mundo aprenden lo que es justicia.
Isaías 26:9

Voy a seguirte siempre. Te temo reverentemente y guardo tus mandamientos. Me levantaré temprano para buscarte, y obedeceré tu voz. Me aferro a ti. Cuando te busque seré hallado por ti. Amo tus palabras. No puedo hacer nada por mí mismo. Solo haré lo que tú me enseñes. Soy guiado por tu Espíritu, porque soy hijo de Dios. Gracias, Padre, por guiarme a toda verdad. En el nombre de Jesús, amén.