Te redimiré de todas tus angustias. Yo redimiré el alma de mis siervos, y ninguno de quienes confían en mí serán condenados. Yo redimiré tu vida de la opresión y la violencia. Preciosa será tu sangre ante mis ojos. Yo soy tu todopoderoso Redentor, y defenderé tu causa contra tus enemigos. No temas, porque te he redimido. Te he llamado por tu nombre; mía eres tú. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. Porque yo soy el Señor tu Dios, el Santo de Israel, tu Salvador; entregué a mi Hijo para rescatarte.