Incluso después de que Jesús alimentase a las multitudes comiendo todo lo que podían al multiplicar unos pocos panes y peces, les dijo a sus discípulos: «Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada» (Juan 6:12). Quizá conozca a alguien que está enganchado a las drogas, el alcohol o algún otro tipo de vicio. Le insto a que haga a un lado la hamburguesa y en cambio clame a Dios por esa persona. Reúna los fragmentos de la vida desperdiciada de esa persona mientras ayuna y ora por su liberación. ¡Dios no quiere que nada se desperdicie! ¿Está su vida llena de fragmentos y pedazos rotos? Entréguelos al Señor. Póngalos a sus pies. Permita que Él le restaure, le levante y le llene de su pasión. ¡Dios se interesa por los fragmentos y los pedazos de su vida!
Si es usted padre o madre, ¿le ha convencido el enemigo de que nunca ha tenido una buena relación con sus hijos, que nunca la tendrá, y que es una pérdida de tiempo intentarlo? O quizá le haya susurrado que usted nunca arreglará la relación con sus padres, con su cónyuge o con sus hermanos porque se han dicho y se han hecho demasiadas cosas. Usted se ha convencido de que las heridas son tan profundas que ellos nunca volverán a hablarle. Creo que cuando usted ayuna según lo que Dios llama ayuno, no se esconderá usted de su hermano (véase Isaías 58:7). En otras palabras, los muros que les han dividido se derrumbarán a medida que cada muro de resistencia comience a debilitarse. Mientras usted ayuna y ora, pida a Dios que restaure lo que el enemigo ha tomado de su familia. Ore para que las líneas de comunicación que han sido destruidas entre los familiares de su propia sangre sean restauradas.
Del ayuno que Él escoge, Dios dice: “Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar” (Isaías 58:12). Una vez que es usted libre, Dios puede usarle como una calle bien iluminada para guiar a otros a Él. Él puede usarle como un puente para alcanzar a quienes están distantes de Él. Por medio de usted, Él puede tomar esas vidas que han estado desoladas y destruidas por adicciones, opresión y abuso y convertir lo que antes fue un terreno estéril en un huerto fructífero.
Un amigo mío comenzó una iglesia en un granero hace muchos años. Lo interesante es que ese granero se utilizaba como salón de baile durante toda la semana, pero no se utilizaba para nada los domingos en la mañana. Mi amigo tenía muy poco dinero, pero se las arregló para rentar ese granero los domingos en la mañana a muy buen precio. Había suficiente espacio para un pequeño púlpito y algunas sillas para la congregación en la zona de baile. Él llegaba temprano la mañana del domingo y limpiaba y preparaba todo. Poco a poco, personas comenzaron a ser salvas. A medida que las personas de la localidad comenzaron a entregar sus vidas al Señor, dejaron de hacer fiestas, y el granero y salón de baile comenzaron a perder dinero. Finalmente lo cerraron, y mi amigo pudo comprar el edificio. Años después, me dijo: “Cuando tomamos ese terreno, era solo cincuenta acres de tierra estéril, pero ahora tenemos un fructífero huerto en él”. Eso es lo que Dios puede hacer con su matrimonio, con su familia. Es momento de ayunar y orar por ellos, y no tirar la toalla. Puede que no haya nada que usted pueda hacer . . . pero no hay nada que Él no pueda hacer.
El Señor responde a su quebrantamiento cuando usted le dice: “Señor, te entrego mi corazón y mi alma; tú eres el único por quien vivo. Con cada aliento, Señor, quiero que tú hagas tu obra en mí”. Y entonces, permita que Él se muestre fuerte por medio de su vida.
Del libro El ayuno de vanguardia por Jentezen Franklin.